Numancia bei Wikipedia

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    Re: Numancia bei Wikipedia

    spreeathen - 04.05.2006, 23:05

    Numancia bei Wikipedia
    Numancia
    De Wikipedia
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    Numancia es el nombre de una desaparecida población de la Península Ibérica, que estuvo situada a 7 km de la actual ciudad de Soria, sobre el cerro de la Muela de Garray.


    Cruce de calles en las ruinas de Numancia
    Tabla de contenidos
    [ocultar]
    • 1 Historia
    o 1.1 Economía
    o 1.2 Religión
    • 2 Conquista y Asedio de Numancia
    o 2.1 Primera batalla de Numancia
    o 2.2 Primer sitio de Numancia
    o 2.3 Sitio final a Numancia
    • 3 Reconocimientos históricos

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    Historia
    No está muy claro si es una ciudad que pertenecía al pueblo de los Pelendones o de los Arévacos. Plinio dice que es una ciudad pelendona, pero el otros autores, como Estrabón y Ptolomeo la sitúan entre los Arévacos. Los Arévacos llegaron a la península posteriormente a los Pelendones, y les desplazan hasta el Norte de Soria, de ahí las dudas que surgen sobre el pueblo al que pertenecía. Era una ciudad celtibérica, y tuvo una pervivencia después de la conquista de Roma como ciudad hispanorromana. Se encuentra en el cerro de la Muela de Garray, en la confluencia del Duero y el Tera.
    Su primera ocupación data del Calcolítico, a comienzos de la Edad del bronce. Entre el 800-700 adC. Perduraría un asentamiento de la cultura castreña de la Edad del Hierro hasta el siglo IV adC.
    Tras el arrasamiento de la ciudad por Roma, no estuvo mucho tiempo sin ocupar, ya ha restos de ocupación del siglo I adC. Se ha encontrado de esta época un urbanismo bastante regular, aunque sin grandes edificios públicos. En el siglo III dC comienza su decadencia, aunque se han encontrado restos romanos del siglo IV dC.
    Se cree que posteriormente pudo tener una ocupación visigoda ya que han aparecido restos del siglo VI dC.
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    Economía
    Se cree que durante su ocupación prerromana su principal fuente económica era la ganadería. Hay constancia de pagos a otros pueblos e incluso a Roma por medio de pieles de buey o de capas de lana en gran cantidad. Además, por las representaciones cerámicas, se sabe que los animales más imprtantes fueron el conejo, el buey, las cabras y las ovejas. La carne y la leche fueron los alimentos básicos de su dieta.
    La agricultura no fue muy importante. Se sabe que comerciaron con los Vacceos para que les suministraran trigo y otros cereales, motivo por el cual los romanos quemaron los campos de cereal de los Vacceos para propiciar el aislamiento de Numancia y su posterior asedio. Se sabe que fabricaban una cerveza propia, la cerveza Coelia, muy popular.
    Tuvieron relaciones comerciales, de productos de primera necesidad, con los pueblos cercanos, sobre todo, con los Vacceos.
    La principal fuente es la Arqueología, ya que apenas hay restos escritos sobre la vida cotidiana de los numantinos.
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    Religión
    Tenían las mismas creencias que los Pelendones y Arévacos, y similares a las del resto de los pueblos de la Celtiberia. Se sabe que entre sus rituales funerarios, abandonaban los cuerpos en el campo de batalla, con el objetivo de que se los comieran los buitres. Esto se muestra en la cerámica de Numancia, donde muestra toda una iconografía funeraria y de lucha que ha sido muy útil para los historiadores y arqueólogos.
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    Conquista y Asedio de Numancia
    El sometimiento de los pueblos de la península al Imperio romano, tenía sus excepciones. Pueblos como los Arévacos, Vacceos, Titos, Belos o Lusitanos en una fase intermedia de la conquista, pusieron mucha resistencia, y ciudades como Numancia y Termancia (Tiermes), llegaron a mandar a Roma embajadas para tratar con el Senado romano.
    El cónsul Quinto Cecilio Metelo, el Macedónico, que había conquistado y sometido gran parte de la península, conquistó gran parte de las ciudades de los Arévacos, Vacceos y Pelendones, pero se le resistieron Numancia y Tiermes. Fue sustituido por Quinto Pompeyo quien llegó celoso de la gloria de Servilio Cepión por poner término a la insurrección acaudillada por Viriato. Pero tampoco consiguió someter a las dos ciudades celtíberas.
    El año 153 adC, Los habitantes de Segeda, ciudad comarcana que habían combatido a las órdenes de Viriato en el país de los arevacos, dilataba el envío de soldados para servir en el ejército romano, se negaba a pagar impuestos al tiempo que se fortificaba, hizo frente a las legiones consulares de Fulvio Nobilior, quién dejó 6000 hombres en la batalla siendo obligado a huir hasta que la caballería romana que iba a retaguardia convirtió en derrota el anterior triunfo.
    Los arevacos supervivientes se reunieron en Numancia y decidieron continuar las hostilidades. Tres días después, Fulvio Nobilior, se presentó a las puertas de Numancia con un ejército en cuya primera línea formaban 10 elefantes y 500 jinetes númidas que Masinia le había enviado desde África.
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    Primera batalla de Numancia
    Los numantinos y sus caballos se asustaron por los elefantes y corrían a refugiarse en su ciudad hasta que una pedrada hirió a un elefante que, entrando en furor se revolvió contra los legionarios, siendo imitado por los restantes. Su ataque causó numerosas víctimas entre los propios asaltantes. El ataque que siguió a continuación a los desbandados romanos, hizo que las víctimas se fijaran en 4000 romanos y 2000 entre los numantinos. Además, fueron capaces de matar a 3 elefantes.
    Fulvio Nobilior no quiso intentar nada mas e invernó en su campamento con escasez de víveres y recibiendo continuos asaltos de los numantinos.
    Llegada la primavera de 152 adC, Quinto Pompeyo relevó a Nobilior por el cónsul Claudio Marcelo, que llegó con 500 caballos y 8000 infantes. Estos debían ser reclutados por sorteo ante la general negativa de la ciudadanía romana de alistarse para combatir en Iberia.
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    Primer sitio de Numancia
    El pretor Quinto Pompeyo tenía 30.000 soldados y 2.000 caballos que fue perdiendo en las numerosas emboscadas hasta que cansado, dirigió sus tropas contra Termancia (Tiermes) y tornó a hostilizar a Numancia desviando por el llano un río, que podía ser el Tera, para sitiar a la ciudad por hambre. Los numantinos a cuyo mando estaba Megara, no solamente lo evitaron sino que volvieron a causarle numerosas pérdidas. Trató de terminar la guerra intercambiando rehenes, prisioneros y desertores y recibió de los numantinos cierta cantidad de dinero. En definitiva, pactó con ellos.
    Al ser sustituido por Marcos Popilio Lenas, el pacto fue anulado por el Senado de Roma, que lo consideró vergonzoso, y se decidió seguir la guerra.
    A Popilio le sustituyó Hortilio Mancino, cuyo fracaso fue superior a los anteriores puesto que cuantas veces como peleó con los numantinos, fue vencido. Fue encerrado en su campamento y, bajo amenaza de muerte para todo su ejército, aceptó la paz. Los numantinos se limitaron a desarmar al ejército romano a cambio de la paz. Fue llamado a Roma con los embajadores numantinos que como nación bárbara acampaban a las afueras de la ciudad.
    En sustitución de Mancino fue enviado a Iberia el cónsul Emilio Lépido, que al ser derrotado en Numancia, decidió seguir hasta la zona de los vacceos y sitió Pallantia (la actual Palencia o Palenzuela), donde, tras cuatros años de ataques, también fracasó. Pero arrasaron los campos de cereal vacceos para evitar que lo suministraran a Numancia. Tras regresar a Roma, fue condenado a ser entregado a los numantinos. Llevado a Iberia, lo dejaron desnudo con las manos atadas a la espalda. Al negarse los numantinos a recibirle, así estuvo hasta la noche.
    Estos 18 años de lucha con concesiones y dilaciones, hizo que quedara finalmente como uno de los baluarte hostiles a Roma.
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    Sitio final a Numancia


    Imagen de Escipión el Africano
    Este cúmulo de humillaciones decidió a Roma, en el año 134 adC el envío de su mejor soldado, el vencedor de Cartago, Publio Cornelio Escipión Emiliano.
    La primera dificultad que se ofreció en Roma para designar a Escipión como jefe del ejército sitiador de Numancia, escribe Mélida, fue que no tenía el tiempo prescrito para el consulado, pero el Senado, dice Apiano, decretó que los tribunos volviesen a derogar la ley en cuanto al tiempo, como habían hecho en la guerra de Cartago, y quedase en vigor para el año siguiente. El prestigio de tal general hizo que quisieran alistarse a sus órdenes multitud de romanos; pero no lo consintió el Senado, pues Roma andaba empeñada en otras guerras. Protestó por ello Escipión, que no hubiera querido hacer la guerra numantina con el ejército desmoralizado y vencido que le aguardaba en Iberia. Hubo de consentirle el Senado que juntase tropas mercenarias de otras ciudades y de otros reyes, escribe Apiano, que voluntariamente se le ofrecieron por conveniencia propia. Además con personas escogidas y fieles formó la llamada "cohorte de los amigos" Pidió dinero; negóselo el Senado, consignándole solo ciertas rentas a la sazón no vencidas y, según Plutarco, contestó Escipión que "le bastaba el suyo y el de sus amigos". Tal fue el esfuerzo personal con que aquel experimentado soldado se aprestó a la empresa. Había reunido un cuerpo de ejército de 4000 hombres y encargado de conducirlos a Buteón, su sobrino, adelántandose él con unos pocos a Iberia, donde le aguardaban fuerzas mas numerosas. Así que llegó, tuvo que luchar con sus ejército antes que con los numantinos, pues como ya esperaba, lo encontró sumido en tal estado de indisciplina, superstición y molicie, que debió comprobar de donde venía tan repetido desastre y verguenza como hasta entonces se había registrado en la guerra celtibérica. Plucarco refiere algunos episodios elocuentes. "Un día da con las acémilas de un tribuno militar llamado Menimio, cargadas de vasos thericleos y adornados con piedras preciosas" y le dijo: -Tal como eres, te has hecho inútil para mí y para la patria por treinta días; pero para ti mismo para toda la vida. Halla otro "que lucia un escudo profusamente decorado", y le reprende con esta sentencia: -Hermoso es por cierto, joven, el escudo; mas sienta mejor a un romano poner su confianza en la diestra que en la siniestra. Vio que en las marchas utilizaban los infantes caballerías, y exclamó: -¿Que se ha de esperar en la guerra de hombre que no puede andar a pié? Desterró, dice Apiano, a todos los mercaderes, rameras, adivinos y agoreros, a quienes los soldados consternados en tantos infortunios daban demasiado crédito; expulsó a los criados, vendió carros, equipajes y acémilas, conservando las puramente necesarias; prohibió ir en bestia en las marchas. A nadie permitió, escribe Apiano, tener mas ajuar para comer que un asador, una olla de bronce y un vaso. Prescribió que las comidas fuesen de carne asada o cocida. Vedó las camas, y él era el primero que dormía sobre una estera. Escribe Apiano: Para que ninguno se desmandase en las marchas, como antes, caminaba siempre un escuadrón cuadrado, sin ser permitido a nadie cambiar el puesto que se le había dado. Durante la marcha, recorría muchas veces la retaguardia; había de echar pie a tierra a los de a caballo, y en su lugar ponía a los enfermos, y lo que fatigaba demasiado a las bestias, lo distribuía entre los de a pie. Si hacía alto, ponía de centinela alrededor del campo a los mismos que aquel día habían servido de batidores durante la marcha, y hacía que otro escuadrón de caballería batiese la campaña. Durante este periodo de prácticas y reforma de su ejército, Escipión no tuvo con los numantinos mas que ligeras escaramuzas, las bastantes para darse a conocer entre ellos. Hizo todo lo que referido queda, diciendo y repitiendo: -Los generales austeros y rígidos son muy útiles a los suyos, y los suaves y liberales traen mucha cuenta a los contrarios, porque las tropas de estos, aunque alegres, no saben obedecer, y las de aquellos, aunque adustas, están obedientes y prontas para todo. Cuando tuvo moralizado a su ejército, sumiso y hecho al trabajo y a la fatiga, trasladó su campo cerca de Numancia, cuidando de no dividir sus fuerzas, como hicieron otros, ni de batirse sin antes explorar. -Es un disparate -decía- aventurarse por cosas leves. Es imprudente el capitán que entra en acción sin necesidad, así como aquel otro es excelente que se arriesga cuando lo pide el caso: así es que los médicos no usan sajaduras ni cauterios antes de las medicinas.
    Los Campamentos Cauto y sagaz, Escipión concibió el plan de guerra de reducir, cercar y sitiar a los numantinos, hasta que faltos de fuerza se rindieran. Así, para quitarles apoyo y favor de otros pueblos, se dirigió primeramente contra los vácceos a quienes los numantinos compraban víveres, taló sus campos, recogió lo que pudo para manutención de sus tropas y amontonando lo demás, le puso fuego. Como hostilizaran los pallantinos de Complanio a los forrajeadores romanos, mandó para rechazarlos a Rutilio Rufo, tribuno entonces y escritor de estos hechos, dice Apiano; y cubriendo la retirada el mismo Escipión, pudo salvarlo con su caballería. Vino por fin a invernar frente a Numancia y para cercarlas construyó siete campamentos que el profesor Schulten, ha logrado descubrir. Según Apiano, Escipión no hizo caso de las frecuentes salidas con que ellos le provocaban y cercó la ciudad con siete fuertes, un foso y un vallado que tenía de contorno mas del doble que tenía aquella (50 estadios, dice en otro lugar, de circunferencia, la cual era de 24 estadios; el estadio mide 185 metros). Todavía hizo otro foso por encima del primero y fortificado con estacas, fabricó un muro de ocho pies de ancho y diez de alto, sin almenas, sobre el cual construyó todo alrededor de unas torres a un plethron (30,85 metros) de distancia unas de otras, y no pudiendo echar un puente sobre el río Duero, por donde los sitiados recibían tropas y víveres, levantó dos fuertes y atando con maromas, desde el uno al otro, unas vigas largas, las tendió sobre la anchura del río... "En estas vigas, añade el historiador, había clavado espesos chuzos y saetas, las cuales, dando vueltas siempre con la corriente, a nadie dejaban pasar, ni a nado, ni buceando, ni en barco, sin ser visto. Situó en las torres catapultas, ballestas y otras máquinas; aprovisionó las almenas de piedras y dardos; guarneció los fuertes de flecheros y honderos, y habiendo reunido un ejército de sesenta mil hombres, en el que se contaban gentes del país, mas los flecheros y honderos correspondientes a doce elefantes (que jugaban como torres móviles), que trajo Yugurta, destinó la mitad de las fuerzas para guardar el muro, preparó veinte mil hombres para las salidas que fueren necesarias y dejó de reserva otros diez mil. Dio Escipión el mando de un campamento a su hermano Máximo y el tomó el de otro, y todos los días y noches recorría por sí mismo la circunferencia con que tenía cercada la ciudad; siendo él, en concepto de Apiano, el primero que tal hizo con gentes que no rehusaban la pelea. Con estos datos históricos y haciendo aplicación de ellos en un concienzudo estudio topográfico del terreno que rodea el cerro de Numancia, logró descubrir en cinco años el profesor de Historia de la Universidad de Erlangen, D Adolfo Schulten, los restos de dichas fortificaciones y los siete campamentos o fuertes de Apiano, presentándolos al Instituto Arqueológico de Berlin. (1880?) La primera conclusión que sacó de sus descubrimientos es que los campamentos de Escipión no fueron obras de barro y madera como los construidos por César ante Alesia en la Galia, sino construcciones de piedra como las del tiempo del Imperio. El más importante de estos campamentos y también el que ocupa posición mas eminente es el de Peña Redonda, que está en un alto, en el avance de una sierra, al Sur, Sudeste del cerro de Numancia, separado de él por el riachuelo Merdancho. Siguen por el Este las fortificaciones de Peñas Altas, consistentes principalmente en una ancha muralla, que posiblemente unió con una torres cuadrada de gruesa fábrica, lo cual es verosímil sirviera para instalar una catapulta, que por lo próxima a Numancia debió hacerle mucho daño. Al pie de ésta, en una pequeña meseta llamada Saledilla, halló el Dr. Schulten huellas del incendio de la ciudad, de donde se deduce que debió existir un arrabal de la misma, que solo dista del del baluarte de la catapulta 150 metros. Siguiendo hacie el NE. desde Peñas Altas se encuentra otra eminencia, Valdevorrón, donde la existencia de un antiguo canal de desagüe indicó al explorador la existencia de un campamento, cuyos restos, escasos, pudo encontrar.
    Tras quince meses de asedio la ciudad cayó, vencida por el hambre, en el verano del 133 adC. Sus habitantes prefirieron el suicidio a entregarse. Incendiaron la ciudad para que no cayera en manos de los romanos. Los pocos supervivientes fueron vendidos como esclavos. Escipión renunció a su título de el Africano, y asumió el de Numantino
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    Reconocimientos históricos
    La actitud de los numantinos impresionó tanto a Roma que los propios escritores romanos ensalzaron su resistencia, como Plinio o Floro, convirtiéndola en un mito, que se unió a los de otras ciudades y pueblos de la península que lucharon hasta el final, como Calagurris, Estepa o las ciudades cántabras, entre otras.
    Esta lucha ha dejado huella en la lengua española, que acoge el adjetivo "numantino" con el significado: "Que resiste con tenacidad hasta el límite, a menudo en condiciones precarias", según la Real Academia de la Lengua.
    En recuerdo a la ciudad hispana, se ha dado el nombre Numancia a una ciudad en Aklan, Filipinas, a varios barcos y al Club Deportivo Numancia de Soria.
    Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Numancia"



    Re: Numancia bei Wikipedia

    spreeathen - 16.05.2006, 19:59

    un poco más en alemán
    Numantia war die Hauptstadt der Keltiberer. Die Ausgrabungsstätte Numantia liegt heute in der Nähe von Muela de Garray am Fluss Duero etwa 150 km von Saragossa (Spanien) entfernt.

    Die Stadt war in der Antike ein keltisches Oppidum, das seit der Bronzezeit besiedelt war. Während der iberischen Kriege (153-133 v. Chr.) zwischen Rom und den Keltiberern, die von Viriatus angeführt wurden, war die Stadt ein sehr stark befestigtes Widerstandszentrum. Der erste römische Angriff von 153 v. Chr. scheiterte daran, dass die eingesetzten Elefanten das eigene Lager niedertrampelten, nachdem sie von den Keltiberern mit Steinen beworfen wurden. 141 v. Chr. versuchten die Römer unter Quintus Pompeius die Stadt erneut ohne Erfolg einzunehmen. 133 v. Chr. wurde Numantia von dem jüngeren Scipio (Aemilianus), dem Enkel des Siegers von Zama, für Rom erobert. Er kesselte die Stadt ein und löste somit eine Hungersnot in Numantia aus. Die Eroberung der Stadt bedeutete das Ende der Spanischen Kriege, in deren Verlauf sehr viele römische Soldaten ihr Leben verloren hatten.

    Spanischer Krieg
    aus Wikipedia, der freien Enzyklopädie
    (Weitergeleitet von Numantinischer Krieg)
    Wechseln zu: Navigation, Suche
    Der Spanische Krieg (154 v. Chr. bis 133 v. Chr.) bezeichnet eine kriegerische Auseinandersetzung zwischen den Römern und den keltiberischen Stämmen der Iberischen Halbinsel. In seiner Hauptphase (148 v. Chr. bis 139 v. Chr.) wird der Krieg auch als Viriatischer Krieg bezeichnet, nach dem keltiberischen Anführer Viriatus. Der Krieg wird manchmal auch Numantinischer Krieg genannt, nach dem heute in Spanien gelegenen keltischen oppidum Numantia, eines der Zentren des Widerstandes gegen die Römer.

    [Bearbeiten]
    Kriegsverlauf
    Der Spanische Krieg begann 154 v. Chr. mit einem Aufstand keltiberischer Stämme (Beller, Avaker) unter Führung des Punicus, die sofort bedeutende Gewinne gegen die Römer erzielen können. Im gleichen Jahr erheben sich auch die Lusitanen, ein weiterer keltiberischer Stamm. Am 23. August 153 v. Chr. wird der römische Konsul Quintus Fulvius Nobilitor bei Numantia überfallen und verliert eine ganze Legion. 150 v. Chr. kann der Praetor Servius Sulpicius Galba (nicht zu verwechseln mit dem späteren römischen Kaiser gleichen Namens) die Lusitaner täuschen und läßt einen großen Teil von ihnen erbarmungslos hinrichten. Er entgeht dafür nur knapp einer Anklage in Rom.

    Viriatus, einer der wenigen Lusitanen, der dem Gemetzel des Galba entkommen konnte, schwingt sich ab 147 v. Chr. zum Führer der Lusitanen auf und wird zum einem der gefährlichsten Gegner der Römer. Diese machen Quintus Fabius Maximus, den Bruder von Scipio Africanus dem Jüngeren, zum Konsul für die römische Provinz Hispania Citerior, diesem gelingt es zunächst Viriatus zu schlagen, danach kann dieser den Römern aber eine ernste Niederlage beibringen (143 v. Chr., Schlacht bei Baecula), die Römer müssen sich nach Córdoba zurückziehen. 140 v. Chr. schlägt Viriatus den neuen römischen Konsul Fabius Maximus Servillianus; mehr als 3.000 Römer sterben auf dem Schlachtfeld. Die Römer müssen in einen demütigenden Friedensvertrag einwilligen, der danach allerdings vom Senat in Rom nicht ratifiziert wird. 139 v. Chr. brechen die Römer den mit Viriatus geschlossenen Frieden und bestechen seine Gesandten, die Viriatus daraufhin bei Viseu ermorden.

    Mit dem Tode Viriatus brach der Aufstand schnell zusammen, die gefährlichste Herausforderung für die römische Herrschaft auf der iberischen Halbinsel war damit beendet. Die Keltiberer erhielten von den Römern Land zur Ansiedlung.

    Numantia ergibt sich allerdings nicht. Im Jahr 134 v. Chr. übernahm Scipio Africanus der Jüngere den Oberbefehl über die Truppen in Spanien und eroberte Numantia im Sommer ein Jahr später. Er verkaufte die Bevölkerung in die Sklaverei und ließ die Stadt schleifen, damit war der spanische Krieg beendet.

    [Bearbeiten]
    Bedeutung
    Nach dem Sieg der Römer im Spanischen Krieg ist deren Herrschaft über die Iberische Halbinsel nicht mehr wirklich gefährdet. Die beiden Provinzen bleiben allerdings noch für eine ganze Weile unruhig, erst Gaius Julius Cäsar gelingt es ab 60 v. Chr. von Lissabon aus, den letzten Widerstand der portugiesischen Stämme zu brechen

    Siehe auch: Geschichte Portugals, Zeittafel Portugal, Liste von Kriegen.

    Von „http://de.wikipedia.org/wiki/Spanischer_Krieg“



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